Design Thinking como estrategia creativa

Al escuchar “Design Thinking”, muchas personas lo asocian netamente a metodologías ágiles, trabajo de oficina y hasta cierto punto universitario pero, no es común asociarlo a la etapa escolar y menos aún a primaria. Para empezar, es muy importante definir qué es Design Thinking. Según Harvard Business School en su publicación: “Design Thinking: What it is and Why it Works” se define a este concepto como una metodología enfocada al desarrollo de nuevos productos de manera eficiente y eficaz [1]. Sin embargo, con el pasar de los años se empezó a emplear para el diseño de servicios, estrategias, sistemas educativos y sociales.

A raíz de su inclusión en el desarrollo de sistemas educativos, surge una interrogante para tanto padres de familia como para educadores y estudiantes: ¿Cómo es que aprender a desarrollar productos, estrategias y servicios es útil para los niños y adolescentes? Uno de los grandes problemas de la sociedad es la identificación de problemas; pero, aún más específico, cómo es que se genera una solución viable e innovadora que sea rentable y a su vez realizable. La creatividad juega un papel muy importante en el proceso de toma de decisiones, ya sea para determinar: ¿Qué va a cautivar al público y a su vez invitarlo a adquirir el producto?

La toma de decisiones en el caso de los niños surge desde muy pequeños, ya sea en la elección de cuál va a ser el juguete con el que empezarán a jugar o qué alimentos les atrae y cuáles no. Si realizamos la misma pregunta “Cómo podemos llegar a la Luna” a un niño de 5 años y a un adulto de 25, las posibilidades que nos van a brindar son completamente diferentes. De seguro, las respuestas del adulto van a estar enfocadas en cuan viable es realizarlo, mientras que las del niño se van a enfocar en qué sería más asombroso o divertido. Un estudio del año 1993 realizado por Land y Jarman demostró que la creatividad del ser humano a los 5 años es de 98% mientras que la de un adulto (25 años a más) es de 2% [2]. Pese a que este estudio tiene casi 30 años, no deja de ser cierto; no obstante, es algo que debemos cambiar. El “perfil de personalidad” de alguien que emplea esta metodología se puede describir mediante 5 adjetivos: empático, de pensamiento integrador, optimista, experimental y colaborador. De igual manera, una persona que practica esta metodología tiende a ser más creativo ya que no solo va a poder identificar las necesidades y brindar una solución; sino, podrá buscar soluciones que no se encuentren escritas en un papel. Esta metodología te ayuda a “salir de la caja” y así poder explorar todas las opciones sin importar cuan descabelladas sean. Lo más importante es idear sin fin y, cuando ya has agotado toda tu imaginación, ver cuáles son las mejores o cómo puedo combinarlas entre ellas para brindar una solución innovadora, factible y atractiva para el público. En base a todo lo que ya se ha mencionado, si en adultos expande la creatividad, imagínense cómo serían las cosas si empezamos a enseñarle a los niños a dejar de reprimir sus ideas, sino, a dejarlas volar hasta donde llegue su imaginación. Es hora de dejarlos volar y ayudar a que esa creatividad siga creciendo ya que ellos son los que darán solución a todos los problemas que nosotros mismos no hemos podido abordar.

[1] Brown, Tim (2008). Design Thinking. Harvard Business Review. pp. 4-5. Massachusetts, Estados Unidos [2] Steinbeck, Reinhold (2011). El «design thinking» como estrategia de creatividad en la distancia. Comunicar, vol. XIX, núm. 37, pp. 27-35. Grupo Comunicar. Huelva, España

April 17, 2021